LA FRASE

La frase de la semana: "Pareciera que a los ministros les bajaron la palanca y no piensan más". Roberto Lavagna.

lunes, 7 de diciembre de 2009

El nuevo Congreso: ni muy muy, ni tan tan

Muchos análisis se hicieron ya del nuevo escenario que se armó en la Cámara de Diputados con la derrota del jueves del kirchnerismo. Pero la gran mayoría contaban con un problema: o se leyó la situación como el principio del fin de los K y el nuevo dominio de la oposición, o se defenestró al rejuntado opositor y se puso en duda que se vuelva a repetir la mayoría opositora. No sorprende que los diarios "opositores" se hayan inclinado por la primera opción y los "oficialistas" por la segunda.
Están los opositores que se quieren llevar puesto al Gobierno. Y están los oficialistas que insisten que del otro lado sólo tienen a la "derecha destituyente". En el medio, hay muchos sectores que no ven ni una ni otra cosa.
Es cierto que el armado opositor va a tener que trabajar, y mucho, si quiere volver a repetir el mismo resultado. También es cierto que si el oficialismo se lo predispone, puede conseguir mayorías en determinados proyectos.
Es cierto que el armado opositor es una construcción con sectores completamente antagónicos. Pero, ¿desde cuándo está prohibido buscar consensos en determinados casos con sectores ideologicamente opuestos? ¿Por qué el PRO y Proyecto Sur no pueden apoyar una misma propuesta?
Hay una realidad innegable. Y que muchos analistas quisieron ignorar por estos días, por más que se dicen progresistas y defensores de la independencia de los poderes del Estado. En los últimos años el Congreso funcionó como una escribanía. La gran mayoría de los proyectos tratados fueron del oficialismo, y las mayorías K siempre estuvieron dispuestas para aprobar, en algunos casos con una mínima discusión, las iniciativas que envió el Poder Ejecutivo. ¿Y por qué se dio esa situación? Por el amplio dominio que tenía el oficialismo, en el recinto y en las comisiones, donde los proyectos de la oposición, en la mayoría de los casos, eran cajoneados.
Entonces, ¿por qué molestó tanto que sectores tan distintos se unan para garantizar un funcionamiento distinto? Nadie puede garantizar que ahora el Congreso funcione perfectamente, pero por lo menos va a ser distinto. En algunas comisiones el oficialismo tendrá que convencer, de buena o mala manera, solamente a un diputado. "Es un riesgo, pero por lo menos nos garantizamos el debate", me reconoció una diputada opositora.
Y eso es lo importante. No es un momento ni para festejar la derrota kirchnerista y pensar que ya cambió todo, ni para criticar a la oposición por dejar las ideologías de lado. El que viene no va a ser un Congreso ni muy negativo para Kirchner, ni tan positivo para la oposición. Todos tendrán que buscar consensos, siempre. Y yo pagó por verlo.

No hay comentarios: