LA FRASE

La frase de la semana: "Pareciera que a los ministros les bajaron la palanca y no piensan más". Roberto Lavagna.

jueves, 25 de febrero de 2010

Uno se enlista y el otro se ausenta

Este miércoles se dieron dos noticias políticas importantes. Y los actores protagónicos fueron Néstor Carlos Kirchner y Carlos Saúl Menem. Otroras amigos (Kirchner lo abrazaba y le aplaudía la privatización de YPF), después enemigos (Kirchner ahora demoniza la década del 90' e incluso tocó madera una vez que lo tuvo cerca en el Congreso) y ¿ahora?
Kirchner reapareció en escena en La Plata después de la operación de carótida que lo obligó a tomarse reposo. Apenas empezó el discurso, demostró que no había cambiado nada, y que el susto médico no había logrado calmarlo ni un milímetro. "Acá estoy, listo para la batalla, para todas las batallas que nos quedan", disparó el ex presidente, dejando en claro cuál es su concepción de la política. Se le critica la crispación y el enfrentamiento permanente, y él contesta que se prepara para más crispación y enfrentamientos. Aquí no ha cambiado nada...
En el Senado, en tanto, se realizó la sesión preparatoria, que define las autoridades y la conformación de las autoridades. La oposición había llegado a un acuerdo con el que conseguía la mayoría y dejaba al oficialismo sin el control parlamentario que ostentó estos últimos años. Eran 37 senadores, los justos para conseguir quórum. Pero Menem nunca llegó. Después de votar las autoridades, los kirchneristas se levantaron y dejaron la sesión sin quórum, por lo que no se pudieron votar las comisiones. Las suposiciones sobre el faltazo comenzaron a girar, desde problemas de salud hasta arreglos políticos o judiciales con el kirchnerismo.
Cualquiera haya sido la realidad, este ex presidente logró volver a ser crucial en la política argentina. El 90 por ciento de la sociedad, siendo generosos, tiene una imagen negativa del riojano. Y cuando parecía que su peso político se diluía, los argentinos volvieron a acordarse de él. Por su ausencia, el Gobierno logró dilatar una semana más la pérdida de poder en el Senado. Una vez más, Menem lo hizo.

sábado, 20 de febrero de 2010

El doble cuerpo de Julio Cobos, por Beatriz Sarlo

Interesante análisis de Beatriz Sarlo, en La Nación, sobre Julio Cobos y su doble rol de vicepresidente y líder opositor. Leer aquí

viernes, 19 de febrero de 2010

¿Nuevo o viejo?

Claramente, al hablar de los representantes de la vieja o la nueva política, no se habla de dirigentes viejos o nuevos en la política. La vieja política es una forma de actuar, generalmente ligada a los pactos entre dirigentes políticos, de espalda a la sociedad. Ligada a una forma de hacer política tendiente más a preservar el poder que a mejorar la situación del ciudadano común. La vieja política tiene que ver con los negocios de los dirigentes, ya sea por escándalos de corrupción o por peleas por meros cargos políticos para repartirse.
La nueva política, por el contrario, se supone que viene a limpiar con esas prácticas (que en realidad son muchas más, pero no alcanzaría un blog entero para desarrollarlas). El "que se vayan todos" del 2001 iba más dirigido a eso: "Que se vayan todos los que practican la política de esa manera". Finalmente, no se fue ninguno. Ni de los unos, ni de los otros.
Esta tarde me cruce con este afiche por la zona del Congreso. "Para GOBERNAR, un radicalismo unido". Firmado por Leopoldo Moreau. El ex candidato presidencial del radicalismo (sacó el 2 por ciento en el 2003), estuvo bastante alejado de los primeros planos de la política. En los últimos tiempos, volvió a buscar interceder en la vida interna del partido, impulsando la candidatura de Julio Cobos. Y por eso ahora brega por la unidad partidaria.
Viejo conocido en la política, Moreau me hizo reflexionar sobre este asunto de la nueva y la vieja política. Me quedó una duda: ¿Él cuál representa?

miércoles, 17 de febrero de 2010

Los políticos no muerden: Daniel Katz

Daniel Katz era secretario de Obras Públicas del gobierno de Aprile en Mar del Plata. Cuando éste renuncia, se hizo cargo de la intendencia. "No lo conocía nadie", me dice un conocido de La Feliz. "Pero hizo un buen interinato, arregló las cuentas", agregó. Después ganó las elecciones y gobernó durante cuatro años. "Ahí desvarió, yo lo ví decir que Kirchner era el mejor presidente de la historia, y además dejó la intendencia con déficit".

A ese cargo llegó por el radicalismo, pero como tantos otros con responsabilidad de gestión durante el gobierno de Néstor Kirchner, se transformó en un radical K. Cuando Julio Cobos comenzó a tomar distancia del Gobierno, él se transformó en uno de los principales referentes del cobismo en la Cámara de Diputados, donde conformó el bloque Consenso Federal. Hoy es una autoridad del bloque de diputados de la Unión Cívica Radical, que tiene un claro perfil opositor al Frente para la Victoria. Pero vale aclarar que él asumió su banca, en el 2007, gracias a que iba segundo en la boleta de, precisamente, el Frente para la Victoria (lista que encabezó Felipe Solá, hoy también en la vereda opuesta a los K).

Ayer, Katz salió a criticar a Carrió en el marco del enfrentamiento que mantiene con Cobos. "Es funcional al kirchnerismo", ladró. Más allá de la pelea de personalismos, sorprende que alguien que fue aliado al kirchnerismo acuse de ser funcional al matrimonio a alguien que desde un principio los enfrentó.


martes, 16 de febrero de 2010

La encrucijada del Acuerdo

El Desacuerdo Cívico y Social es la muletilla periodística de estos días. La alianza que armaron para las elecciones del 2009 la UCR, la Coalición Cívica y el socialismo agoniza. El cruce más fuerte es el de Elisa Carrió y Julio Cobos, con el radicalismo de por medio. Pero pese a los dardos cruzados nadie quiere firmar el certificado de defunción. ¿Por qué?
1. Todos saben que ese espacio tiene altas chances de llegar a ser gobierno en 2011. Pero no todos quieren al mismo candidato. Cobos es el que mejor mide, por eso los radicales más pragmáticos lo quieren de candidato. Pero el resto de los radicales desconfía. Pero tampoco confían en Carrió, que no confía en nadie más que ella para llevar a cabo su "revolución moral". El PS, en donde algunos desconfían de Cobos y otros de Carrió, mira lo que hacen sus socios, sabiendo que Binner puede ser un compañero de fórmula, pero es difícil que la encabece.
2. Nadie quiere pagar el precio de romper y no poder mantener acuerdos. Ser el verdugo tiene su precio.
3. El Socialismo y la Coalición Cívica saben que su estructura nacional es endeble, por lo que necesitan de la territorialidad que brinda la UCR. Por otro lado, saben que en una interna es muy difícil que ganen. En la CC recuerdan que en el 2007 le ganaron al radicalismo, pero éste estaba atravesando su peor crisis y no llevaba candidato propio (Lavagna).
4. El radicalismo cuenta con el que hoy es el candidato mejor posicionado. Pero todavía en el centenario partido no hay consenso con que Cobos sea el candidato. En especial, porque no le perdonan su paso por el kirchnerismo y desconfían de que se adapte a los programas del partido. Además, nadie garantiza que su imagen se mantenga firme hasta el 2011. Sin un candidato fuerte, al radicalismo por sí solo le va a costar ganar las elecciones.
5. En algunos distritos, la alianza entre esas fuerzas es casi fundamental para que puedan llegar a gobernar. En Santa Fe, por ejemplo, es vital que se mantenga el Frente. En Capital, para vencer a Macri, van a necesitar estar unidos. Y en Buenos Aires, sobre todo, si quieren desbancar al peronismo después de más de 20 años.

Los personalismos, una vez más, son los que frenan los acuerdos. Todos saben que los tres partidos tienen muchas más coincidencias programáticas que diferencias. Sin embargo, el 2011 los puede llegar a encontrar separados. Cobos-Carrió, Carrió-Cobos, parecen nombres incompatibles. Para Carrió, la candidatura de Cobos es un límite. Pero sí el radicalismo lo baja, ¿ella se baja?
En conclusión, la encrucijada parece tener nombre y apellido: Julio Cobos. Para unos, es San Martín. Para otros, De la Rúa. Para unos es la conciliación necesaria después del kirchnerismo, para otros es un traidor. Para unos tiene una imagen genuina, para otros es sólo un voto no positivo. Para unos tiene un programa para llevar a cabo, para los otros ese programa es una incógnita. Para unos fue el kirchnerismo el que cambió el discurso, para los otros es imperdonable que los haya acompañado. Para ser un candidato a presidente, todavía quedan muchas dudas por responder.