LA FRASE

La frase de la semana: "Pareciera que a los ministros les bajaron la palanca y no piensan más". Roberto Lavagna.

lunes, 30 de agosto de 2010

No les creo

Mienten. Exageran. Confunden. Cansan. Agotan. Eso hacen el Gobierno y el Clarín, mientras nos hacen a todos los argentinos rehenes de una pelea que no es ni en contra de los monopolios ni en defensa de la libertad de expresión. Son dos malos (con cosas buenas ambos, vale aclarar) que se pelean. Por negocios. Y por política.
No le creo al Gobierno su lucha contra los monopolios. No lo demuestra en otras áreas de la actividad económica. Y tampoco lo hizo durante los primeros seis años de su gestión. Con la prórroga de las licencias y la habilitación de la fusión entre Multicanal y Cablevisión, el gobierno kirchnerista hizo mucho para la consolidación del poderoso grupo mediático que es Clarín.
Tampoco le creo al Gobierno su lucha por los derechos humanos. No es derecho ni humano apropiarse de una bandera que le pertenece a muchos grupos más allá de ellos. No es derecho ni humano utilizar el sufrimiento de gran parte de la sociedad para vengarse del grupo Clarín. No se qué hizo Clarín (junto a La Nación y La Razón) para obtener Papel Prensa. Todo lo que pasó en los setenta puede ser motivo de dudas, de sospechas y debe ser investigado por la Justicia. El Gobierno intenta decir que Clarín y La Nación cometieron un delito de lesa humanidad, por aliarse a la dictadura para quedarse con Papel Prensa, en una trama donde hubo presiones y torturas incluidas. La versión es verosímil, pero ya hay declaraciones en la Justicia que la contradicen. Como sea, no parece haber pruebas suficientes para demostrarlo.
Tampoco le creo a Clarín cuando dice que su lucha es por la libertad de expresión y de prensa. Sus prácticas, desde la dictadura para acá, poco se emparentaron con alguien que lucha por la libertad de prensa, sino con una empresa que intentó destruir a su competencia. Con el papel, con el cable, con la publicidad privada, o con métodos probablemente desconocidos por todos nosotros, Clarín logró consolidarse como un grupo casi monopólico.
Tampoco le creo a Clarín el que se quiera mostrar como un ejemplo de periodismo. Desde el 2003 hasta el 2007/8 Clarín tenía un trato permisivo para con el Gobierno. Pero algo pasó (¿política? ¿negocios? ¿cambió la opinión pública y por eso cambió Clarín?) y la relación no fue igual. De golpe, Clarín descubrió la enorme corrupción kirchnerista. De golpe, Clarín descubrió el capitalismo de amigos. De golpe, descubrió los manejos con un tinte autoritario de Kirchner. De golpe, descubrió el desguazamiento de los órganos de control, la mentira del Indec, la utilización del Congreso como una escribanía, y demás cuestiones que ameritan otra nota entera. Otros medios no se aliaban al poder de turno, no omitían información, y mientras tanto, Clarín hacía negocios. Y no periodismo.
Pero sobre todas las cosas, no le creo al Gobierno su discurso de que quiere pluralidad y multiplicidad de voces periodísticas. Sólo basta con ver el modelo Santa Cruz, donde los pocos medios críticos al kirchnerismo se tuvieron que refugiar en el lugar más barato para hacer periodismo: internet. Y sólo basta con ver el modelo Nacional que vienen instaurando. La escandalosa discrecionalidad en el reparto de la pauta oficial, el limitado y dificultoso acceso a la información pública, la vergonzosa cobertura periodística de los medios estatales con la oposición prácticamente excluida, la multiplicidad de medios financiados por el Gobierno con similares características y la realización de una sola conferencia de prensa en todos estos años. Son todas pruebas de la concepción del periodismo que tienen los Kirchner.
Entonces, Clarín es muy poderoso. Fija agenda, a través de sus diarios (Clarín y todos los que tiene en el interior como La Voz del Interior y Los Andes), de sus radios, de sus canales, de sus páginas de Internet. Clarín puede condicionar a un Gobierno. Puede debilitarlo o fortalecerlo. Y eso es posible porque gran parte de la dirigencia política lo permitió. Pero también hay una realidad: Clarín siempre se movió acorde a la opinión pública. Nunca se hubiese enfrentado al Gobierno en el 2005, momento de mayor imagen del Gobierno. Ahora sí lo puede hacer. Y en su momento Kirchner pudo hacer mucho más para que la situación sea distinta, pero prefirió aliarse a Clarín, en lugar de aprovechar el momento para generar mayor pluralismo.
Pero que un Gobierno como el de los Kirchner, con el destrato que siempre demostró con la prensa, quiera destruir a una empresa periodística es peligroso. Si pueden destruir a un poderoso como Clarín, pueden destruir a cualquiera. Y allí, a mi entender, reside el eje de toda la cuestión: un Gobierno no tiene que destruir medios de comunicación, sino facilitar el escenario para que surjan nuevos e independientes. Por más poderoso que sea ese grupo. La política, oficialistas y opositores, tienen que poder ponerse los pantalones largos y no someterse al cuarto poder (es uno más de los tres poderes del Estado, pero no superior a ninguno). Y la misma política tiene que defender a todos los medios, oficialistas u opositores, de cualquier intento autoritario de acallarlos.

La opinión de Lanata

Me pareció interesante compartir estos dos videos del programa de Lanata, por Canal 26. Son largos, pero valen la pena, en especial por ser un periodista que siempre criticó a Clarín por su uso corporativo e inescrupuloso de Papel Prensa.

jueves, 12 de agosto de 2010

Pateó el tablero

Elisa Carrió se distancia del Acuerdo Cívico y Social, el espacio que formaba su partido (Coalición Cívica) con el Radicalismo, el Socialismo y el Gen (de Margarita Stolbizer). "Pidió tomarse un tiempo, como los novios", dice un hombre cercano a Lilita.
La foto es la carta que les mandó a Ricardo Alfonsín, Gerardo Morales, Ricardo Gil Lavedra y Mario Negri, sus "amigos" dentro de la UCR.
En los hechos, pateó el tablero, para ver como se reubican las piezas políticas. Le puede salir bien, y terminar ganando en un nuevo armado. O le puede salir muy mal, y quedar sola, como una candidata testimonial (los propios lilitos, que vieron recuperaciones "milagrosas" de Carrió, dudan que pueda repetir lo del 2007). El tiempo dirá. La primera conclusión, pero nada novedosa, es que Carrió es una política intratable, impredecible y políticamente incorrecta. Hasta ahora la sociedad le gustaba por eso... ¿seguirá igual?

lunes, 9 de agosto de 2010

¿No debería renunciar?

La semana pasada, la Oficina Anticorrupción confirmó los vínculos entre Ricardo Echegaray y una hacienda que recibía subsidios del Estado. Echegaray es el titular de la AFIP (el organismo recaudador de impuestos) y antes dirigió la Oncca (Oficina que reparte los subsidios a la actividad agropecuaria).
Es un hombre de máxima confianza de Néstor Kirchner, al punto tal que en algunas reuniones se presenta como "un soldado de Kirchner". Desde hace meses, el periodismo tiene el rumor de que la empresa Hacienda Argentina S.A., que administra un feed lot (para el engorde de vacas) en la zona de Punta Alta, pertenece a Echegaray. Ahora, la Oficina Anticorrupción (que controla gente afín al gobierno) ratificó que una de las direcciones que presenta la empresa es un inmueble que pertenece a la mujer de Echegaray.
La sola duda ante un funcionario público en muchos lugares del mundo es motivo suficiente para que renuncie. O en todo caso para que se tome licencia hasta que se esclarezca el caso. En la Argentina no sólo el funcionario en cuestión sigue trabajando como si nada, sino que el Gobierno no emite ninguna reflexión al respecto. Parecería ser que los argentinos nos estamos acostumbrando a que la corrupción es un hecho dado, contra el que no se puede hacer nada... ¿no?

Las fechas y los senadores que desataron las sospechas del “shopping”

Un relevamiento de PERFIL indica que, en los últimos dos años, 19 legisladores cambiaron su voto o recibieron presiones para hacerlo. Con la paridad actual, cada debate despierta suspicacias.

(Diario Perfil, sábado 7/8/2010)

Desde que el Senado trató la resolución 125, que pretendía establecer las retenciones móviles, hubo ocho debates en los que senadores cambiaron sus votos al filo de la sesión o recibieron presiones para hacerlo. Son, según reconstruyó PERFIL, 23 situaciones en las que se ven involucrados 19 legisladores. Todas situaciones que dieron lugar a que sectores de la oposición hablen del Senado como un “shopping” donde el oficialismo va a buscar los apoyos que necesita.

Conocida es la situación actual, donde la Cámara alta sufre un escenario de paridad en el que ni el oficialismo ni la oposición tienen la mayoría. Entre unos y otros, hay un grupo de senadores que se encuentran en lo que se denominó “la zona gris”: según el debate, van oscilando de bando.

Uno de los miembros de ese listado es la santafesina Roxana Latorre. En junio de 2009 fue reelecta en su cargo de la mano de Carlos Reutemann. Al tratarse las facultades delegadas, el año pasado, Latorre cedió su firma “con disidencia total” para que el oficialismo consiguiera el dictamen de comisión. Allí Lole la echó del bloque, pero igual se mantuvo en la oposición. Después se volvió a alejar al tratar el pliego que designaba a Mercedes Marcó del Pont al frente del Central. Ahora votará en contra del 82% móvil pero a favor de la reforma del Indec. Los rumores más fuertes sostienen que tendría una importante planta de empleados trabajando en el Estado, pero ella lo niega.

En la misma lista está María José Bongiorno. La rionegrina se distanció del Frente para la Victoria tras votar en contra de la Ley de Medios. En 2010 se sumó al armado opositor, pero votó a favor de Marcó del Pont. También benefició al Gobierno al abstenerse en la votación del matrimonio igualitario, a pesar de que había firmado el dictamen de rechazo.

Carlos Menem es considerado, por todos, un caso aparte. Siempre fue antikirchnerista, pero en la primera sesión del año dejó plantada a la oposición. A la siguiente sesión apareció y le dio a los opositores el voto que necesitaban. Después de eso no volvió a acompañar ningún proyecto. En el Senado creen que de ahora en más estará ausente o “ayudando” al Gobierno. Las versiones van desde que consiguió el respaldo K en el terreno judicial, donde está muy complicado, a que tendría asegurado un lugar para ser reelecto como senador el año que viene. Además, a un asesor suyo (Nicolás de Vedia) le dieron la Dirección de Comisiones del Senado.

Por último, los pampeanos Carlos Verna y María Higonet estuvieron todo el año más cerca del arco opositor, pero sus posicionamientos, hasta que no son confirmados, generan dudas. En especial desde que apoyaron al Ejecutivo en el uso de reservas para el pago de deuda. En ese momento, el ex gobernador recibió la promesa de que el Gobierno nacional le giraría a su provincia 690 millones de pesos que le debía.

Aliados. El rubro de los aliados se inscriben los fueguinos José Martínez y María Rosa Díaz, y el neuquino Horacio Lores. Los dos primeros votaron en contra de la 125, pero después de eso se mostraron alineados al Gobierno. Cuando se votó el adelantamiento de las elecciones, el año pasado, Pichetto aseguró que el voto de ellos tenía que ver “con la política colaborativa del Gobierno” con Tierra del Fuego. Esta semana, el jefe de los senadores K volvió a hacer declaraciones en el mismo sentido, justificando el voto de senadores a cambio de apoyos a sus provincias.

Lores, en tanto, votó siempre en sintonía con el kirchnerismo. Sin embargo, en dos ocasiones (125 e impuesto al cheque) se había expresado de manera contraria. Al grupo de aliados se sumó, tras avalar las retenciones, la correntina Isabel Viudes, que fue expulsada del Partido Nuevo por desoír el mandato partidario.

Algunos kirchneristas también estuvieron involucrados en situaciones que dieron lugar a sospechas. Al tratar el matrimonio gay, Mario Colazo y Ada Iturrez se habían manifestado en contra. El primero sorprendió y votó a favor; la segunda viajó a China con la Presidenta, pero su municipio, gobernado por su esposo, habría recibido 5 millones de pesos. Al tratar el impuesto al cheque, Luis Viana y Marcelo Guinle apoyaban la iniciativa opositora. Al final, uno votó en contra y el otro se retiró. Más lejos en el tiempo, Guillermo Jenefes votó la Ley de Medios luego de haberla criticado (sólo rechazó algunos artículos) y Ramón Saadi, al tratar la 125, mantuvo el silencio hasta el final y luego acompañó (ese mismo día su hermana visitó la Casa Rosada).

Presiones. Emilio Rached, en la 125, decidió aislarse para evitar las presiones, pero igual recibió mensajes de que el gobernador y la vice de Santiago del Estero querían hablar con él. Además, un asesor le mostró un mensaje en el celular que decía: “Pedí lo que quieras”. Igual votó en contra.

Eugenio “Nito” Artaza, por su parte, reconoció que en el debate del pliego de Marcó del Pont recibió un sugestivo llamado del ministro de Economía, Amado Boudou, para analizar la complicada situación financiera que atravesaba Corrientes. Cinco meses antes, su comprovinciana Dora Sánchez pasó por una situación similar, pero en su caso la presión surtió efecto. Fue durante al tratar la Ley de Medios, proyecto que había tildado de “mamarracho”. Ese giro, según explicó después, fue un gesto para “recomponer” la relación con el Gobierno. Eso le valió que el bloque radical la denunciará en la Justicia.