LA FRASE

La frase de la semana: "Pareciera que a los ministros les bajaron la palanca y no piensan más". Roberto Lavagna.

martes, 20 de noviembre de 2012

La política no muerde... y no para

Decir que la realización de una huelga es un acontecimiento político no es ninguna novedad. Sin embargo, hay paros y paros. Hay paros donde la defensa de los intereses de los trabajadores está en primer plano. En otros, la política y la lucha de poder acapara el escenario.
El 20N, al que convocaron la CGT de Moyano y la CTA de Micheli, entra en el segundo lote. Y sobre todo por la presencia del líder camionero.
La CTA hizo otras medidas de fuerza, pero ninguna como la de hoy. El factor que cambia la ecuación es Moyano y sus aliados, sin dudas.
Y son ellos los que le asignan el matiz político al paro. El reclamo por la suba del mínimo no imponible de Ganancias es genuino y válido. ¿Pero alcanza para parar el país o la Ciudad? ¿O es sólo una buena bandera que permite pegarle al Gobierno por donde más le duele, el progresismo (el salario no es ganancia...)?
No se lo vio a Moyano hace más de cinco años reclamando por la inflación.
No se lo vio a Moyano reclamando por la corrupción hace varios años.
No se lo vio a Moyano reclamando junto a pequeños productores por la 125. ¿Hoy, políticamente, no lo haría?
No se lo vio a Moyano exigiendo diálogo cuando el era uno de los privilegiados en ser atendido.
Pero sí se lo vio defendiendo el modelo que hoy critica.
Sí se lo vio acordando fondos para las obras sociales.
Sí se lo vio investigado por la causa de los remedios truchos.
Sí se lo vio defenestrar al grupo Clarín, el mismo que hoy utiliza como tribuna política.
Sí se lo vio pedir por la reelección de Crisitina en 2011 y hoy arrepentirse.
¿Pueden cambiar de posiciones los dirigentes? Sin dudas. ¿Pueden acusar cambios en las posturas del otro y no en uno? También.
Pero las cosas como son: acá hay dos esquemas de poder en plena lucha. Cuando los sindicalistas vuelvan a ser eso y no empresarios que defienden sus intereses, los paros se van acatar naturalmente, y ningún piquete va a ser necesario.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Los caceroleros definen estrategias frente al 7D y si hay nueva marcha


Los principales referentes de los grupos de Facebook que motorizaron el cacerolazo ya están mezclando el estado de euforia por lo que evalúan como una exitosa manifestación con el análisis de cómo deben seguir de ahora en adelante. Como lo preveían en la previa al 8N, las diferencias comenzaron a salir a la luz y ya hay por lo menos cuatro posturas sobre cuál es la estrategia más conveniente a tomar.
Dos cuestiones generan las mayores incertidumbres. En primer lugar, la cercanía del 7D, fecha que el Gobierno estableció como bisagra en su batalla contra el Grupo Clarín. Algunos quieren salir abiertamente a defender al multimedios, enarbolando la bandera de la libertad de expresión. Otros, en cambio, consideran que los reclamos que se escucharon en las calles exceden ese problema y no quieren que el fenómeno de los cacerolazos quede rehén de esa guerra. Por otro lado, la proximidad de fin de año y de las vacaciones acorta los plazos para convocar a una nueva movilización.
Estas cuestiones son parte de discusiones constantes que están teniendo los referentes. Incluso, ayer por la tarde y hasta el cierre de esta edición, se organizó una primera reunión. El objetivo era hacer un balance de lo que fue el 8N, pero sobre todo analizar el escenario que se vislumbra en el corto plazo. De esos encuentros suelen participar unas cuarenta o cincuenta personas, en su mayoría administradores de las páginas de Facebook antikirchneristas que vienen convocando, o miembros de los grupos que se fueron armando entre los caceroleros. La fecha, la hora y el lugar de esas reuniones surgen de las conversaciones que mantienen en grupos cerrados y secretos, con los que buscan evitar los infiltrados. Y luego, en algunos casos, van transmitiéndolas a otros referentes de las convocatorias que por diversos motivos no forman parte de esos grupos.
Ese sistema de toma de decisiones, como si fuera poco, ya comenzó a ser puesto en duda por otros referentes, que pretenden que las determinaciones sean más abiertas y no queden reducidas a un grupo específico. Ya hay otro sector que está convocando a una convención abierta el próximo jueves, en la sede Sarmiento del Banco Ciudad, para debatir las estrategias. La idea de los organizadores es primero armar grupos de debate, que luego presenten una propuesta ante el plenario. Según se anunció, van a estar como moderadoras Paula de Conto, la despachante de aduana que denunció a Guillermo Moreno, y Laura Elías, ex mujer del kirch-nerista José Ottavis, con quien mantiene un conflicto judicial.
A las tensiones que empezaron a surgir entre los principales referentes, que ya desconfían entre sí por los acercamientos a partidos políticos que están teniendo unos y otros, se agrega la problemática de la relación con los medios. Cada vez que alguien aparece nombrado surgen las críticas de aquellos que prefieren el anonimato.
Escenarios. Los sectores más envalentonados ya están pensando en armar un nuevo cacerolazo el 6 de diciembre. Uno de los usuarios más representativos de las protestas en Twitter, @MarcePCsolution (tiene más de 218 mil seguidores), ya puso en su nombre la leyenda “#6D”. Esa estrategia es respaldada por todos aquellos que quieren anticiparse a cualquier decisión que pueda tomar el Gobierno en torno a su batalla con Clarín.
Sin embargo, muchos otros sectores creen que convocar a otra protesta tan prontamente puede ser contraproducente. A ésos se suman los que creen que el cacerolazo no debe quedar pegado al tema Clarín solamente.
Por eso, algunos ven la posibilidad de convocar para el 13 o el 20 de diciembre, como para intentar marcar distancia. El 20D ya despierta polémica por el recuerdo de 2001. Otros, incluso, ya consideran que lo mejor es dejar pasar el verano y volver en marzo con más fuerza si no cambió la situación.
Por último, una visión que por ahora tiene buena recepción es la de esperar a ver cómo actúa el Gobierno. Ya saben que las primeras reacciones no fueron positivas, pero igual pretenden aguardar. Y, en caso de que se tome alguna medida de fuerza en contra de Clarín, están convencidos de que va a haber una reacción espontánea en el mundo de las cacerolas.

Para la mitad de los caceroleros, nada cambiará


(Diario Perfil, 10/11/12)
Encuesta propia que hice a 103 caceroleros.
A pesar de la euforia que primó el jueves por la noche en el Obelisco por la magnitud de la protesta, reinaba entre los manifestantes una sensación de escepticismo respecto a los cambios que podía generar en el Gobierno. Además, quedó en evidencia que la oposición también tiene un déficit dentro de los caceroleros, porque la mayoría aseguró no tener referente político en la actualidad.
El análisis surge de un relevamiento que hizo PERFIL en pleno cacerolazo, con más de cien consultados, de diferentes edades y sexo. Las preguntas fueron dos: ¿Cree que el 8N va a cambiar algo? y ¿A quién votaría si hoy hubiese elecciones? Las reacciones, en la mayoría de los casos, fueron idénticas. Ante la primera pregunta surgía una respuesta espontánea, basada en la esperanza más que en creencias firmes. En la segunda, en cambio, aparecía la incertidumbre.
Según el estudio, 55,3% demostró su desconfianza a que el cacerolazo logre cambiar aquellas cosas que le critican al Gobierno. Esa cifra se construye con respuestas diferentes y 28,2% directamente contestó que iba a seguir todo igual. El 8,7% planteó sus dudas; expresaban su esperanza de que así fuera, pero admitían que esa posibilidad la veían lejana. Dos tipos de respuesta empezaban con un “Sí”, pero desde otro punto de vista: el 14,5% creía que iba a generar un cambio en la gente (“más conciencia”, “pérdida del miedo”) y el 3,9% se imaginaba un cambio en la oposición (“para que se unan”).
En cambio, sólo 34% de los que hacían sonar sus cacerolas creían que el 8N iba a generar un cambio en las políticas de Cristina Kirchner. Esas respuestas, de todas formas, escondían en muchos casos más un deseo que una certeza. Otros, en cambio, fueron más concretos: que va a frenar la re-reelección, que van a pensar dos veces antes de tomar medidas, que va a poner límites por unos días o que por lo menos va a lograr llamar la atención. A ese grupo habría que sumarle 10,7% que planteó que algo, aunque sea lo más mínimo, va a tener que cambiar.
“Sé a quién no voy a votar”, fue la respuesta repetida, generalmente acompañada por risas, ante la segunda pregunta. Paso seguido, 52% contestó que no tiene a nadie para votar. En algunos casos, esa respuesta fue acompañada con fuertes críticas a la oposición, en otros resignación y en casi todos un reclamo de unidad.
De todas formas, hay dos dirigentes que se destacaron dentro del panorama de incertidumbre: Mauricio Macri y Hermes Binner. El jefe de Gobierno porteño se quedó con el 13,6% de las respuestas, mientras que el 11,6% eligió al líder del Frente Amplio Progresista, que saliera segundo en la última elección. Sorpresivamente, quien sigue en el listado es Elisa Carrió, con el 7,8%. Luego de haber sacado el 1,8% en la última elección, la diputada se llamó a la “resistencia”, y en el mundo de los caceroleros parece tener mejor suerte. Lejos, con el 1,9%, quedaron Daniel Scioli, Sergio Massa, Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz. Y en el fondo, con una sola mención, la UCR, Jorge Altamira, Luis Zamora, Hugo Moyano, José de la Sota, Alberto Rodríguez Saá y Manuel Garrido.

martes, 6 de noviembre de 2012

¿El kirchnerismo fogonea el 8N?

Si la semana pasada preguntaban si el cacerolazo del jueves 8 va a ser más masivo que el anterior yo planteaba mis dudas. Es cierto que está más instalado, sobre todo por los medios, pero también tengo la sensación de que el clima de bronca en septiembre era más pesado.
Las cadenas nacionales de Cristina, sumadas a frases desafortunadas, como la del miedo, fueron un factor movilizante. Eso ahora, por lo menos hasta la semana pasada, no se veia.
Pero algunos dirigentes K parecen estar dispuestos a lograr que la convocatoria supere a la del 13S. El Cuervo Larroque en Diputados la semana pasada, Aníbal Fernández y Ernesto Laclau ayer (uno tildando de extrema derecha la marcha, otro hablando de una clase que está por desaparecer) y Roberto Felleti hoy (en contra del ahorro en dólares), sólo generan mayor convocatoria.
¿Es algo planificado, para buscar victimizarse? ¿Querrán generar un espíritu golpista? ¿O simplemente es falta de tacto político?
Hay kirchneristas que entendieron el camino. "8N Yo no voy", un grupo de Facebook que lo que busca es destacar lo que ven de positivo en el Gobierno. El camino ese, y no la descalificación. ¿No?