LA FRASE

La frase de la semana: "Pareciera que a los ministros les bajaron la palanca y no piensan más". Roberto Lavagna.

lunes, 6 de septiembre de 2010

La propaganda oficial

La publicidad oficial, en teoría, debería servir para difundir campañas públicas o informaciones útiles para la ciudadanía. En la práctica, se transformó en la difusión de los actos de gobierno. En la era de las comunicaciones, los gobiernos se vieron en la necesidad de difundir todos sus logros, a través de los medios de comunicación. Ahí fue cuando la publicidad oficial se tergiversó y se volvió "propaganda oficial".
El kirchnerismo llevó la propaganda oficial a situaciones extremas. Aumentó en altos porcentajes los fondos destinados a tal fin y ahora paga los costos del Fútbol para Todos con publicidad oficial. O mejor dicho, propaganda oficial, que inunda las pantallas entre y durante los partidos. No es algo que sólo atañe a este Gobierno. Macri, por ejemplo, hizo campaña diciendo que no iba a gastar en publicidad oficial. Le duró poco la promesa.
Pero además, el kirchnerismo cae en la famosa "discriminación" en el reparto de la pauta oficial. Desde los primeros días kirchneristas, los medios afines fueron beneficiados con esos fondos y, por el contrario, los críticos fueron perjudicados. Algunos, incluso, no recibieron ni un peso. La tendencia no cambió en este último tiempo, como lo demuestra esta nota de Perfil.
El colmo de la discrecionalidad y el beneficio a los medios amigos salió publicado el sábado en el Diario Clarín. En la página 52 se publicó un llamado a licitación, patrocinado por el Gobierno y el Programa de la ONU para el Desarrollo, en el marco de un proyecto llamado "Apoyo al programa de desarrollo de un sistema de formación continua". La licitación en si es para la "campaña publicitaria en diarios y revistas" que difundirá el proyecto en cuestión. Lo curioso es que la licitación dice que "este llamado contempla la publicación de avisos en los siguientes medios", y enumera diez diarios. Todos, los diez, pertenecen al grupo Szpolski, uno de los empresarios de medios más beneficiados por el Gobierno.
El problema, entonces, no es sólo que la publicidad oficial se transforme en propaganda oficial, sino que se quiera solventar con ella una red de medios afines. La gran mayoría de los medios necesita hoy de la pauta oficial para sobrevivir. Pero no debería ser el Gobierno, discrecionalmente, quien elija a quien le da y a quien no. Hay un buen parámetro, que son los los lectores, los televidentes y los oyentes.

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