Néstor y Cristina, junto al Chueco Mazzón, en el 94', |
Tanto Cristina como Néstor Kirchner fueron convencionales y votaron a favor de la nueva Carta Magna que pergeñó Carlos Menem. La misma que hoy desde sectores del kirchnerismo es tildada de “neoliberal”.
El único cambio en el que el matrimonio marcó su disidencia fue respecto del tema coparticipación. En la sesión del 4 de agosto del 94, Cristina planteó que había que “modificar las relaciones de fuerzas entre las provincias y la Nación; modificar la posición de dónde y cómo discuten las provincias frente a la Nación”. Además, destacó el trabajo hecho por Menem para “reformular el Estado”. El 10 de agosto, Néstor, que era gobernador de Santa Cruz, se quejó de que no le llegaban fondos cuando criticaba: “A diario me toca vivir ese peregrinar para lograr decisiones, porque cada vez que hago una crítica o levanto mi voz se me duermen hasta los cheques en los cajones”. El encargado de responderle desde el menemismo fue Jorge Yoma, hoy diputado K.
En ese entonces, Cristina probablemente ni se imaginaba que algunos de sus planteos se iban a contradecir con lo que algunos kirchneristas intentarían modificar años después.
Un claro ejemplo se da con los recursos naturales. Según publicó PERFIL en su última edición, uno de los puntos para modificar sería el de que dichos recursos pasen a la órbita nacional. En el 94, Cristina presentó un dictamen que les daba esa potestad a las provincias con mucha más profundidad de la que finalmente quedó establecida.
En una de las primeras sesiones, Kirchner protagonizó un cruce con sus pares porque consideraba que el valor de las dietas era elevado. Lo cruzó, entre otros, Raúl Alfonsín: “Hombres de la fortuna por todos reconocida del señor gobernador Kirchner podrán renunciar seguramente a todas las dietas”.
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