Kirchner reapareció en escena en La Plata después de la operación de carótida que lo obligó a tomarse reposo. Apenas empezó el discurso, demostró que no había cambiado nada, y que el susto médico no había logrado calmarlo ni un milímetro. "Acá estoy, listo para la batalla, para todas las batallas que nos quedan", disparó el ex presidente, dejando en claro cuál es su concepción de la política. Se le critica la crispación y el enfrentamiento permanente, y él contesta que se prepara para más crispación y enfrentamientos. Aquí no ha cambiado nada...
En el Senado, en tanto, se realizó la sesión preparatoria, que define las autoridades y la conformación de las autoridades. La oposición había llegado a un acuerdo con el que conseguía la mayoría y dejaba al oficialismo sin el control parlamentario que ostentó estos últimos años. Eran 37 senadores, los justos para conseguir quórum. Pero Menem nunca llegó. Después de votar las autoridades, los kirchneristas se levantaron y dejaron la sesión sin quórum, por lo que no se pudieron votar las comisiones. Las suposiciones sobre el faltazo comenzaron a girar, desde problemas de salud hasta arreglos políticos o judiciales con el kirchnerismo.
Cualquiera haya sido la realidad, este ex presidente logró volver a ser crucial en la política argentina. El 90 por ciento de la sociedad, siendo generosos, tiene una imagen negativa del riojano. Y cuando parecía que su peso político se diluía, los argentinos volvieron a acordarse de él. Por su ausencia, el Gobierno logró dilatar una semana más la pérdida de poder en el Senado. Una vez más, Menem lo hizo.
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